El Oro y las Ratas: La Fábula India que Enseña una Lección sobre el Engaño

El Oro y las Ratas: La Fábula India que Enseña una Lección sobre el Engaño En una ciudad de la India, un comerciante de telas era conocido por su habilidad para negociar y su gran fortuna. Antes de partir en un largo viaje, decidió confiar su cofre de oro a un amigo, temiendo que los ladrones pudieran robarlo en su ausencia. Al regresar, fue a reclamar su tesoro, pero su amigo le recibió con una expresión de pesar. —¡Tengo malas noticias! —dijo—. Guardé tu cofre con mucho cuidado, pero las ratas lo encontraron y se comieron todas las monedas. El comerciante, sin mostrar enojo, fingió creer la historia y respondió con calma: —Qué desgracia. Pero no te preocupes, amigo. Mañana quiero invitarte a un banquete en mi casa. El amigo aceptó la invitación, sin imaginar lo que le esperaba. Esa noche, el comerciante entró en el establo de su amigo y tomó su mejor caballo. Al día siguiente, cuando el amigo llegó a cenar, su rostro reflejaba frustración. —Estoy indignado —confesó—. Ayer desapareció...

La mentira y la verdad: una historia para reflexionar

La mentira y la verdad: una historia para reflexionar Hoy quiero compartir con ustedes una historia que nos invita a reflexionar sobre la importancia de la verdad. Se trata de una fábula muy antigua que nos enseña que las apariencias pueden engañar. La mentira y la verdad eran amigas. La mentira era muy bonita, pero su ropa estaba rota. Algunas personas no la querían porque sabían que mentía. La verdad era sencilla, pero su ropa era muy bonita. La gente la respetaba mucho. Un día, la mentira y la verdad estaban juntas. Hacía mucho calor. La mentira dijo que era un día bonito y caluroso. La verdad miró al cielo y vio que era verdad. Las dos amigas caminaron juntas. Vieron un río con flores. La mentira invita a la verdad a bañarse. La verdad dudó, pero probó el agua y vio que era verdad, ¡el agua estaba muy fresca! La mentira se quitó la ropa y se metió al río. Invitó a la verdad a bañarse también. La verdad pensó un poco y se metió al río con la mentira. ¡El agua estaba muy rica! Mient...

Vocabulario de Construcción en español: Aprende los Términos Esenciales del Sector

 Vocabulario de Construcción en español: Aprende los Términos Esenciales del Sector   Construcción y herramientas en español Material para aprender español • En Vocabulario Tanto las viviendas en las que habitamos como el resto de los edificios que hay a nuestro alrededor han sido diseñados y construidos siguiendo un proceso que, en muchos casos, puede ser mucho más complejo de lo que parece. Es un aspecto tan básico de nuestro día a día que no prestamos atención al trabajo que hay detrás. Aprender vocabulario básico en español sobre la construcción y algunas de las herramientas más usadas en este campo puede ser muy práctico y, por supuesto, nos ayudará a aumentar nuestra capacidad de entender y de expresarnos en esta lengua. Los edificios son construcciones hechas de materiales resistentes y pueden tener multitud de usos: residenciales, educativos, médicos, industriales y muchos otros. Fases del proceso La construcción de un edificio se compone de varias fases que vamos a ...

Cómo ganar amigos e influir sobre las personas (Resumen Capitulo I) Si quieres recoger miel, no des puntapiés a la colmena

Capítulo I

  Si quieres recoger miel, no des puntapiés a la colmena



El capítulo comienza con la historia de "Dos Pistolas" Crowley, un notorio criminal que, a pesar de sus acciones violentas, no se veía a sí mismo como una mala persona. Crowley fue capturado después de una persecución masiva y, mientras era atacado por la policía, escribió una carta afirmando que tenía "un corazón bueno". Esta historia ilustra cómo las personas rara vez se culpan a sí mismas por sus acciones.

Carnegie menciona a otros delincuentes famosos como Al Capone y Dutch Schultz, quienes también se consideraban benefactores incomprendidos. El autor cita al alcalde de Sing Sing, Lewis Lawes, quien comenta que pocos criminales se consideran malos; la mayoría justifica sus acciones.

Carnegie subraya que la crítica es inútil y peligrosa porque pone a las personas a la defensiva y despierta resentimiento. En lugar de criticar, sugiere utilizar la apreciación y el elogio sincero. Cita al psicólogo B.F. Skinner, quien comprobó que premiar la buena conducta es más efectivo que castigar la mala.

La historia de Abraham Lincoln se destaca como un ejemplo de alguien que aprendió a no criticar. Lincoln, después de un incidente en su juventud, dejó de escribir cartas insultantes y evitó la crítica. Durante la Guerra Civil, mantuvo la calma y no criticó a sus generales, a pesar de sus errores.


Carnegie también relata cómo Theodore Roosevelt reflexionaba sobre cómo Lincoln habría manejado un problema antes de tomar una decisión. Mark Twain, por su parte, escribía cartas hirientes, pero nunca las enviaba, lo que le permitía liberar su frustración sin causar daño.

El autor narra una anécdota sobre Bob Hoover, un piloto que, después de un aterrizaje de emergencia provocado por un error del mecánico, optó por no criticar al joven aterrorizado. En lugar de eso, le demostró su confianza pidiéndole que se ocupara de su avión al día siguiente.

Finalmente, Carnegie sugiere a los padres que antes de criticar a sus hijos, lean el artículo "Papá olvida" de W. Livingston Larned, que es un recordatorio conmovedor de cómo a menudo los padres critican y regañan a sus hijos por pequeñas faltas, sin darse cuenta del impacto emocional que tienen.


PAPÁ OLVIDA W. Livingston Larned Escucha, hijo: voy a decirte esto mientras duermes, una manecita metida bajo la mejilla y los rubios rizos pegados a tu frente humedecida. He entrado solo a tu cuarto. Hace unos minutos, mientras leía mi diario en la biblioteca, sentí una ola de remordimiento que me ahogaba. Culpable, vine junto a tu cama. Esto es lo que pensaba, hijo: me enojé contigo. Te regañé cuando te vestías para ir a la escuela, porque apenas te mojaste la cara con una toalla. Te regañé porque no te limpiaste los zapatos. Te grité porque dejaste caer algo al suelo. Durante el desayuno te regañé también. Volcaste las cosas. Tragaste la comida sin cuidado. Pusiste los codos sobre la mesa. Untaste demasiado el pan con mantequilla. Y cuando te ibas a jugar y yo salía a tomar el tren, te volviste y me saludaste con la mano y dijiste: " ¡Adiós, papito!" y yo fruncí el entrecejo y te respondí: "¡Ten erguidos los hombros!" Al caer la tarde todo empezó de nuevo. Al acercarme a casa te vi, de rodillas, jugando en la calle. Tenías agujeros en las medias. Te humillé ante tus amiguitos al hacerte marchar a casa delante de mí. Las medias son caras, y si tuvieras que comprarlas tú, serías más cuidadoso. Pensar, hijo, que un padre diga eso.


Lección clave: En lugar de criticar, debemos practicar la comprensión y la empatía. "Saberlo todo es perdonarlo todo".